La soledad de miles de años
se enamoró de una bolsa de plástico
que se enganchó en una alambrada punzante
Se llenaba de un cálido viento de amor,
se hinchaba.
Y encima había una nube alargada y fina,
arqueada como una ceja
sobre un no-ojo.
Dios,
no rechaces nuestros rostros vacíos,
llénalos,
de verdad están vacíos
DEL LIBRO: DETRÁS DE TODO ESTO SE OCULTA UNA GRAN FELICIDAD, 1974