Ángeles enfermos de su monotonía
cortaban a los hombres sobre una gran tabla’
y los pegaban a su gusto
uno al lado de otro.
Y en las alas pesadas y negras
llevaban las maletas,
para ser cerradas y enviadas
también.
O en la estación de tren,
cuando las locomotoras son movidas de vía u
en vía, toda la noche,
y no sabremos nunca qué se nos está
preparando, mañana.
DEL LIBRO: POEMAS 1948-1962