Reseña de Libros

El gordo Willy

De Juan Pablo del Río

Autor: Juan Pablo del Río

Editorial: GS Libros

Año: 2021

Páginas: 40

“Que se jodan todos”

Juan Pablo del Río en su poemario El Gordo Willy, publicado en 2021, nos propone una lectura de nuestra realidad nacional y literaria en siete cantos a través de ese personaje. En el Canto I nos dice: “ El Gordo Willy era orgánico, reciclable, ecológico. Como nuestras vidas en aquella época. Cuando el mercado era un pequeño monstruo, y el Mercurio servía para forrar tarros de basura”. Este ser entre místico y vagabundo, “perdió la fe en el futuro” y “Volcó su frustración hacia el estudio de las ciencias esotéricas”. ¿Quién es este Gordo Willy o qué simboliza para Juan Pablo del Río? Para el poeta, simboliza la última esperanza, como la de los bárbaros de Cavafis y como ellos, esta esperanza está teñida de desesperanza: “Que se jodan todos”.

Nos preguntamos, entonces, ¿Por qué cantar al Gordo Willy? ¿Qué es lo que encuentra el poeta en este ser? ¿Buscará el viejo modelo del ser marginal y original, el  outsider de la sociedad? Juan Pablo del Río nos introduce en el mundo de la Ucronía de la mano de este monje posmoderno. El Gordo Willy es un ser desesperanzado, una metáfora de un futuro incierto. No hay certezas en él o tal vez su única certeza es la infancia, “alguna vez fue un niño feliz” nos dice el poeta. Pero luego vino la locura y la desesperanza, pues es “aterrador por no entender las claves del devenir”. Por tanto: “La angustia es nuestra esperanza”.

Encontramos en esta obra una explícita crítica a nuestra sociedad actual, en la que “Somos esclavos de un siglo excepcional. De un progreso que no progresa. Encerrados en cárcel de carne y hueso.” E invita a los “Poetas, no canten a la rosa”, lo que sugiere, tal vez, que deban cantar las miserias del mundo actual. A esta visión del mundo donde tenemos una “deuda-esclavitud” opone Juan Pablo del Río al Gordo Willy porque, según el poeta, escapó de esa realidad, cito: “Tú que escapaste a todo ese entramado de sospechas, deudas y débitos”, quien “libre y etéreo te fuiste flotando en el viaje circular del Karma”. Lo idealiza;  sin embargo, más adelante, lo critica también, pues para el poeta es un traidor, porque, cito: “Pero negaste tu sabiduría al pueblo, guatón traidor. / No quisiste redimir sus pecados”. El Gordo Willy, el salvador, abandonó a su pueblo y quedaron “A balazos por unos anteojos. Mira a los narcos regir sus vidas y sus barrios. Mira a sus mujeres prostituirse por aparecer un minuto en televisión. Míralos ahora renegando de su origen, por una cuenta corriente.”

Lo que llama la atención de esta lectura, son las características que el poeta suscita en el Gordo Willy, veamos: estudia ciencias esotéricas, musita el mantra, la tautología, conjuro contra la realidad repugnante, tiene estampa de profeta que nunca revela nada, es capaz de bilocación, tiene un aura magiquísima, es un gordo de la leche del pecho de la madre de Góvinda, un santo, su cuerpo es un templo, una “basílica inundada de grasa vegetal”, entre otras manifestaciones de este extraordinario ser en un universo donde solo “Somos hormigas. Guerra mundial de hormigas”. Con esto quiero decir que tal vez el poeta nos quiera evidenciar a través de este libro que vivimos en un mundo atormentado y decadente, donde la poesía es solo un proyecto del fracaso, donde no hay esperanza, donde solo “La decrepitud salvará al mundo”, porque este es un mundo que ha perdido la fe, porque la única forma en que se salve es que nosotros ya no estemos aquí: “Cuando ya no seamos un peligro para el mundo. Cuando nuestra decrepitud  sea el remedio a toda esta desgracia. El sueño de la gran justicia, de la gran lujuria.” Y a este mundo que ha de desaparecer, la figura del profeta, del “gordo metafísico”, quien tampoco es un salvador de nada, pero es una esperanza, pues representa al Espíritu Santo, según nos dice el poeta, cito: “Tras el derrumbe, seremos Espíritu Santo. Con la oración al borde de tus labios infantiles, en Espíritu Santo.” Y pide: “El único Gordo Willy”, “Regresa por favor con los liberadores, con gran pompa y fanfarria. Regresa a establecer la paz (no la paz del jipi”). Irónicamente, porque nos trae, nos dice: “La promesa de siempre. El sueño de siempre. La tontera.”

Mucho más encontrará el lector en este segundo libro de Juan Pablo del Río, El Gordo Willy, escrito en 2019, inspirado, según me contó, en un ser real, tal como lo hiciera Nicanor Parra con su Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui.

Eugenio Dávalos Pomareda

Junio 2023

Acerca del autor:

Eugenio Dávalos Pomareda es codirector de Nube Cónica