En estas colinas incluso las perforadoras de petróleo
son ya recuerdo. Aquí cayó Dicky,
era cuatro años mayor que yo y fue para mi como un padre
en momentos de pena y angustia Ahora lo recuerdo
como un hijo joven, porque soy cuarenta años mayor que él,
un padre viejo y desolado.
Y vosotros, que recordáis sólo caras,
no olvidéis las manos tendidas
ni los pies que corren ligeros
ni las palabras
Acordaos de que también la salida a las terribles batallas
pasa siempre a través de jardines y ventanas
y niños que juegan y perros que ladran.
Acordaos y recordadle a la fruta que ella hizo inclinarse
a las hojas y a la rama,
recordadíes a las duras zarzas
que fueron blandas y verdes en primavera.
y no olvidéis que también el puño
fue una vez una mano abierta y dedos
DEL LIBRO: TAMBIÉN EL PUÑO FUE UNA VEZ UNA MANO ABIERTA Y DEDOS, 1989