Los caballos galopan en la nieve.

Los caballos galopan en la nieve

Paisaje blanco de un niño iluminado por el sol

Con esas frutas que te traje de Europa

Uvas del viento que te puse en el fuego

En un mar, en una isla encendida en tu copa de vidrio

Te llevo ahora de la mano para que me recuerdes

Que viste estos caracoles y este plato de peces

Cuando todos los años hayan pasado hasta que escribas la carta final

La ruta del sur al borde del agua

Y salpiquen como la magia de los días en que estuvimos juntos

Y presentemos otra vez mi libro sobre la sangre de aquel tiempo

Y que veas mi letra verde que te recuerde el día

La ventura de saber que una vez nos vimos en la isla

Y tú eras tan niño en esa tarde marítima en que te dije todo

Abre ahora en la segunda página el amor que tiene mi firma

Y salta una vez más del caballo que la nieve abunda

Como el vino de estas uvas que te traje de mis primeros viajes

Cuando puedas comprender la importancia que tienen las cosas

Y que sepas más de mí en la vida final que fue tan triste

Porque tuve que irme cuando me traicionaron en mi pueblo profundo

Mis poemas escritos en la altura y en el brillo del agua de la isla que ya viste

Tomado de mi mano cuando apenas hablabas

Eras tan niño con ese brillo de sol extendido que ya casi no recuerdo

Si el brillo no era el mar sobre la tierra

O era esa carreta donde viajabas en el teatro que te vio nacer

Y viniste a visitarme para que te derrame el vino sobre tu primer viento con las uvas

Y que te espero de nuevo cuando vuelvas a la entrada del mundo, en la patria de al lado.

Pablo Neruda 1954. Los caballos galopan en la nieve.

Pablo Neruda nos invitó a mi padre, a mi madre y a mí, cuando cumplió 50 años a una cena en Santiago de Chile. Mis padres le regalaron una función de títeres. Esa noche Neruda me bautizó con vino para que escribiera poesía. También nos invitó a Isla Negra. Neruda me llevaba a caminar por el mar. En algunas travesías  anduve a caballo por la nieve. Yo era muy niño. Tengo lejanos recuerdos de un paisaje blanco y también de una casa marina llena de caracoles, mascarones de proa, barcos en las botellas y platos de cerámica con peces. Guardo el libro Las Uvas y el Viento dedicado por Pablo Neruda y el menú de la cena de aquella noche a las 21hs del sábado 3 de abril de 1954, en la calle Huérfanos 713, octavo piso, Santiago de Chile.