Poesía y Ficción
Pintura: Manuel Mamani
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POR: Carlos Salino
En esta ocasión intentaré distinguir alguna relación entre poesía y ficción. Como ejercicio de la libertad del pensamiento. Sin pretensión de verdad ni de corrección. Tampoco de rigurosidad crítica, pues lo que intento es solo apuntar algunas frases para luego, con más tiempo, hilvanarlas en un argumento complejo.
La idea que ensayaré es la siguiente: la poesía se manifiesta como relato; como un invento en el nivel del lenguaje metafórico (pero no exclusivamente en él) para los efectos de superar la soledad existencial humana, cuya manifestación más evidente es la conciencia trágica de la muerte. Así es como entonces la poesía, en el dominio del espíritu, podría ser concebida como una respuesta a la desgarradora trizadura que la existencia humana significa. Quizás por eso, la poesía siempre ha estado del lado de los sufrientes; los enamorados, los guerreros; pero también de los perdedores de cada época; los desposeídos, los locos; los perseguidos; los discriminados; los que ya no quieren estar aquí y todo ese conjunto de personajes arquetípicos que constituyen el teatro del mundo.
Llamo relato a la estructura lingüística básica que tiene el poder de tocar, cual eximio guitarrista, los acordes del alma. Cuando el alma entona algún acorde, situación que solo puede ser provocada por algún tipo de relato, decimos que hay poesía. La poesía se nos presenta así como un estado del alma que puede ser desencadenado por una estructura lingüística a la cual llamamos relato. Los poemas son relatos o pretenden serlo. Son incitaciones al alma. Su objetivo es provocar alguna clase de estado poético en el sujeto. La condición poética es ontológica y epistemológica, a la vez. Circular. Existe, pues, una conexión genética entre poesía y ficción.
Ya en Aristóteles, creo, la doctrina que acabo de expresar estaba bien establecida. Por otra parte, en el mundo clásico latino fue Horacio (65 a.C-8 a.C), casi trescientos años después de la Poética de Aristóteles, en su Ars Poética, el que nos recordaba que “Homero mostró con qué metro podrían ser descritas las hazañas de reyes y capitanes, y las tristes guerras” (versos 73-74). Vale decir, la postulación de la concepción ficcional de la poesía, no es una idea extravagante.
Y es que esta idea, equivalencia si prefiere entenderla así, poesía = ficción, aparece y reaparece a lo largo de la historia, así como un río que se sumerge en un recodo o una quebrada para luego, muy lejos de ahí, volver a la superficie con más fuerzas, minerales y seres vivos.