(Rändaja)
Vine de la ciudad. Nieve.
Trabajo no encontré.
Nieve. Mis piernas cansadas.
Y mucha, mucha hambre.
Ni un hogar, ningún camino.
La noche se apresura.
!Mira!, una pequeño fuego
parpadea por allí.
Llamo y en la casa entro,
me reciben amables.
Pan del horno trae la niña,
pan caliente, ¡milagro!
Sauna caliente y dulce olor.
Tripa vacía. ¿Quiere,
extranjero, un poco pan?
La mujer lo comparte.
Buen trozo de pan caliente
¡qué bueno y rico está!
Pan caliente, gente afable,
nos ponemos a charlar.
–¿De dónde y hacia dónde vas?
¿Y tu mujer, viajero?
–Siempre de un lugar a otro
voy viajando.
–¿Y hermanos, hermanas tienes?
¿Viven tus padres aún?
–La verdad es que ¡estoy solo!
Ya no tengo familia.
–”Pitas, pitas, pitas, pitas,
el mayor es un gallito.
Despiertos por nuestra charla,
tengo cuatro pollitos”.
(Trad. Ángela Artero Navarro)