(Lehed lang’sid)
Un viento alzó las olas,
las hojas volaron al mar,
las olas eran grises,
el cielo plomo gris,
el otoño de ceniza.
Benigno a mi corazón:
mis pesares eran grises,
el cielo plomo gris,
el otoño de ceniza.
La brisa refrescó el aire,
las olas de luto trajeron adioses:
otoño y otoño
se hicieron amigos.
(Trad. de Ángela Artero Navarro)