‘Y te llaman pecado’
Jorge de Lima
I
Ciudad levantada sobre piedra
rostro semilunar y salvaje
negación del misterio.
La mirada me llama al centro del universo:
habitación de felinos
envueltos en celofán.
Cincuenta años de soledad
incrustados en monotonía y perífrasis verbal.
Anillos de jade restituyen el poder
a los brujos anteriores a la Edad Media.
Retumban las catedrales de la ciudad a la orilla del mar,
sacrílegas y adormecidas.
Tu culto es hemisférico y platónico.
Tu alma ha sido tocada por la oscuridad.
II
Voz escuchada dentro de la noche venida de cualquier parte por encima de las nubes. Plumas de ave disfrazadas en las ramas.
Sintonía de imágenes y palabras, carencias de olfato y vibraciones saciadas repentinamente bajo la mirada del sol.
Perfume anestésico guiando mis sentidos. Redescubro un instante, mi hambre enmudecida. Tenemos tiempo. Tenemos todo el tiempo que precisamos. Nos tenemos el uno al otro. Tenemos el placer enjaulado en nuestra mente. Libres, nos retorcemos en el espacio inoculado. Prefiero más el día de hoy que el de dos años atrás. Me prefiero más a mí hoy que a la que fui hace dos años atrás. El resto es veneno. El futuro será persistente.
III
El grito es delirio.
Percibo que tenemos más
de lo que jamás imaginamos.
Nuestros cuerpos transitan la trayectoria de lo imposible.
Nuestros sentidos están embebidos en té de camomilla.
Locura pasional.
Cuerpo poseído por infinitas garras
salidas del abismo.
Hoguera hechizando
un poema que no termina.
(Joio & trigo, 1982)