No fue este el silencio que se hizo después de la batalla de Salamina.
Los navíos vinieron de lejos y remaron desde más allá de Chipre.
No fueron estos los hombres que cruzaron la tierra árida,
que buscaron alimento donde había piedras.
El horizonte se movió y se hundieron los barcos.
Nadaron hasta el istmo y se dispersaron.
Las ubres de aceite y vino descendieron hasta el fondo del mar.
Las aguas que Poseidón derramó sobre la tierra.
Ahora los monstruos se levantan con un sólo ojo en la cabeza.
Los dioses fueron sus adoradores.
Regresarán algunos a casa.
No fue esta la cena que esperamos para los guerreros, la noche llena de estrellas cubre la tierra abandonada.
Recibí en el ágora a los que regresaron.
(Havê-la enquanto se vive, 2021)