IX
Nublados días de nuestras andanzas,
¿Quién por amor no sufrió?
Del amor, recogemos las amargas horas
que nos impone el sacrificio.
Recosté mi ternura y de ella bebiste la hiel.
¿Cómo pedirte que renuncies a ti mismo?
Yo no quise esto.
No quise que te humillaras.
No quise que perdieras tu gloria.
No quise que negaras a Dios.
Si el amor por mí te destruye,
a él, por amor, yo renunciaría,
pues hay más amor en no tenerte
que tenerte solo por mi amor.(O mais puro amor de Abelardo e Heloísa, 2009)