La vida es una mujer con sus dos manos para hacer lo que
haga falta.
Un marcado aire de familia me une con esta modista que
Lleva treinta años frente a una máquina de coser Singer, que
escucha radionovelas, y que aún conserva en un armario
los tres ombligos de sus hijos.
¿De qué madera está hecha esta canoa que lleva medio río
sin quejas, y piensa que todo mal lleva al bien amarrado en
la cola?
¿Cuántas muertes me faltan a mí para parecerme a ella?,
para decir como dice ella: “Si vives como si tuvieras fe,
la fe te sería otorgada”.
Años antes de que yo naciera madre colgó una estampa
que aún pervive: Dos niños recogen flores a la orilla de un
despeñadero y un Ángel de la Guarda conjura el peligro
con su presencia.
Dime madre, con tus ojos el secreto,
dime cómo se llega alegre hasta el final,
a pesar de los abismos,
dímelo a mí, que soy la única pluma sucia de tus alas.
(2002)