El celador dormita con la radio pegada al oído. El locutor
está hablando sobre el bolero y cada cierto tiempo hace
preguntas sobre el tema. El celador se las sabe todas pero
no puede moverse de su puesto y llamar por teléfono, los
supervisores pueden llegar en cualquier momento y no
quiere ganarse una sanción por un premio tan exiguo
como los que ofrece el locutor.
Es una emisora pobre, los patrocinadores no dan gran cosa
pero la música es buena. Él tiene doce años de trabajar
como celador y tres cuidando la fachada de aquella
empresa. Todo el día pasa durmiendo y a las ocho vuelve a
trabajar.
Las noches serían insoportables sino fuera por la radio, con
ella el tiempo se desvanece en forma de música. A las ocho
de la mañana entrega el turno.
(2007)