Paseo por la ilusión.
Sigo el camino de mis pensamientos.
Y aunque soy consciente del vacío,
camino… como si avanzara,
camino… como si transitara algo.
Miro los árboles y los arbustos…
y sé que no es lo que veo,
sino cómo esos árboles
y esos arbustos se quedan en mí;
cómo esta tarde entra a mi corazón;
cómo respiro esta luz que me embriaga
y me mantiene en la ilusión.
Llevo atado mi cuerpo:
mío, en cuanto he dispuesto de él en esta vida;
mío, en cuanto me ha regalado la alegría y la tristeza;
mío, en cuanto me ha dado el tiempo para navegar
por los sentimientos y por las ideas
con que he dibujado esta ilusión por la que paseo,
como quien habita el mundo y lo saluda y lo siente…
y un día se despide de él.