Reseña de Libros
Gabriel Miranda Riquelme, San Bernardo 1950, es escritor, dibujante y comunicador radial. En el poemario que ahora comentamos, Cristo de alambre, el hablante mantiene un dialogo permanente con la figura artesanal del crucificado, en un rito íntimo y confesional, pregunta, pide, reclama y alaba a la imagen humilde cuyo material es oxidable; no es el Cristo de las catedrales de mármol magnífico o madera noble, es más bien la figura que acompaña la religiosidad popular a través de imágenes simples y llenas de significados.
Ahí en ese instante de verdad que es escribir un poema y decir una oración, afloran las preocupaciones y vicisitudes de un hombre común, con sus aflicciones y dudas.
Estas oraciones-poemas de Miranda, a diferencia de los Salmos de Ernesto Cardenal, no van dirigidos hacia Dios, sino a este Cristo de Alambres el cual está “…incondicional mirando las estrellas”, es más bien, el ruego que hace junto al camino un peregrino frente a la animita de un desconocido y que en ella confía y dirige su pesar, su fe y su esperanza, para que interceda por los demás:
CRISTO DE ALAMBRE
Sí, pegado a la muralla
te pego flores, por lo enfermos
por la muchacha de la esquina
por la niña que amaba a los poetas
por el ruido de las hojas
en el mes de enero
por mi gato Tomy que maúlla mirándome
y tiene sueño
y quisiera decirme que ama los pedacitos
de pollo
y no es vegano
que lo lleve al tren central
no con el reloj chino
que atrasa horas y momentos
como el whisky que tomas a escondidas
para amortiguar los latidos del corazón.
Cristo de alambres
suspendido en el patio
ruega por ellos y nosotros ahora ya.
Miranda con un lenguaje propio y cotidiano, logra articular un poemario que transita por diferentes temáticas: lo social, la comunidad, la poesía, la amistad y en donde el leitmotiv es siempre su Cristo de alambre, rogando por él y por los demás:
Cristo de los Alambres, te imploro que sigas así
con tu intención redentora para todo el mundo
que, aunque se deshojen tus pétalos
has aliviado el dolor de los enfermos
o de los que pierden sus empleos
que me ilumines cuando hablo en directo
porque soy verdad y soy historia
soy el resumen de los días perdidos.
No obstante este libro no es un poemario religioso en donde el hablante tan solo dialoga desde sus preocupaciones más íntimas, no todos los poemas transmiten ese aire confesional y a veces de místico recogimiento, hay también en estos poemas un desplazamiento hacia lo concreto y cotidiano, aquí junto con pedir a su Cristo alambrado, protesta, reclama y fija su posición frente a lo que considera injusto. Desde un ser humilde y frágil como los alambres mismos que sostiene al que le pide:
AQUÍ
Con mi ciudad desarticulada
con los discursos de la república
con el miedo de que te apaleen.
Soy Andén histórico
no un hipócrita que por tener cartón
haga lo que quiera.
Hablo por los callados
por mis derechos
porque me piden carnet.
Porque soy la continuación
de un selknam exterminado
de un mapuche herido por el estado.
Adiós a la burocracia
somos la bandera negra
que circula en los ciclistas
y la historia, somos todos
ya nadie es el mismo
no soy el mudito que escribe poemas burbujas.
En cada rincón internacional
Aquí, me tienen un sobreviviente numerado.
Miranda habla desde la vereda del ofendido, del invisible, y aun así, en ese trance de dolor, afloran versos que conmueven:
Llevo el día acumulado de visiones
el lagrimeo de nuestra gente
mi hablar viene de los patios
y la gente pelusa
en la pereza del sol y el almendro
y la vida que perdemos soñando.
…
Te ruego Cristo de Alambres
que todo lo que escribo sea programado
para cada ser que nunca ha leído nada.
…
Cristo de alambre de Gabriel Miranda es un poemario de factura simple, pero que atesora una poesía en apariencia sencilla. Es la experiencia vital del jubilado que vive en una población, que se moviliza en transporte público, que pertenece a la “generación del bolígrafo”; es el vecino que compra en el almacén de la esquina, que a pesar de sus limitaciones y carencias transmite emociones y conmueve, lo cual no siempre ocurre con publicaciones de mayor factura y recursos; porque al fin y al cabo la poesía está en todas partes y es el ojo sabio el capaz de tomar esas tribulaciones y anhelos y convertirlos en versos para todos.
Hace tiempo que hablo con los muertos
ellos, no critican
porque entienden la claridad
en este lado de la poesía.

Acerca del autor:
Samuel Leal – Editor de Nube Cónica