No importa cuántas vueltas han dado
mis dedos a las manos del reloj
a veces me persiguen soles quebrantados,
se entrometen en mi curso duradero
a veces no respiran mis escamas de pez enardecido
su lento despertar es inocuo cielo,
es una noche tibia de verano
un mar inflado se abre con su piel entre la arena
a veces me acompaña una tristeza
dormida entre mis pequeñas alas
pequeñas como fui yo un día cuando volaba
surtida de caracolas mis dos manos y mi boca
a veces me persiguen las palabras
sobria sonoridad que revolotea en mis oídos
¿Será la canción de una ballena
desplazada en el Pacífico?
cada ballena eleva en el presente
su propia canción del pasado y del futuro
sabiduría ancestral de los mares de este mundo
mis versos crecen como una marejada
en esta salada madrugada
es el agua de mar entre mis viejas alas
y una canción de ballena entre mis labios.