El casting nunca existió, ya estaba hecho con anterioridad.
Uds. sólo fueron a informar sobre el estado de ánimo,
la temperatura y el grupo objetivo que va a comprar
un producto específico.
No creo que exista
lenguaje más feo que el relacionado con el trabajo
entendido como casting, currícula, antecedentes
penales o de otra índole:
reparen en la fealdad de esas palabras
a las que se puede agregar una larga lista
de anglicismos, una lista como una larga fila
de una juventud radiante hecha añicos
y ruegan por un cupo en la guillotina
mientras afuera pasa una larga procesión
de bicicletas con mochilas cuadradas de Uber Eats.
Parecen escarabajos de alguna especie.
De todo oficio dirán lo mismo:
médicos, taxistas o quienes atienden público.
Los que acarrean escombros
y quienes descargan camiones Brinks
vigilando nerviosos con armas largas
al dinero cambiar de manos
como pelota de tenis
o incluso esos cuyo trabajo es empujar gente
para que quepa en el Metro a la hora punta,
pero especialmente los jugadores de curling
que friegan el hielo para que pase
un ataúd como un carro alegórico
de carnaval,
de todo oficio dirán lo mismo:
mi rubro es el peor de todos.