(Sind surmani!)
Hasta mi último aliento
te ofreceré mi amor,
hermosa senda en flor,
¡mi balsámica patria!
¡Oh arroyos y praderas,
oh lengua maternal:
hasta mi último aliento
os he de ser leal!
Tiernamente, terruño,
a tus retoños mimas,
los nutres, los abrigas
y en ti guardas sus cuerpos.
Prefiero tus abrazos,
¡oh Tierra de María!,
que ser dichosa en patrias
que jamás serán mías.
¡Qué dulces son tus hijos,
qué intrépidos que crecen!
¡Y tus hijas florecen
como hermosos acianos!
¡Bajo el sol, con los vientos,
te mantienes en flor,
y las alas del águila
son techo protector!
Pero, ¿por qué en tus ojos
las lágrimas rielan?
¡Oh, mi Estonia, ya llegan
los cambios que anhelamos!
Un futuro más digno
te colmará de esperanza;
el tiempo hará justicia:
¡mantén la confianza!
(1867) (Trad. Albert Lázaro-Tinaut)