Sonabas
como una herida
como un quejido
que quería hacerme daño
a pájaro moribundo
a pibito que se pasó de pasta base
a ambulancia
que pide paso
para enterrar a un muerto.
Fue oportuno
contar los azulejos
para hacer callar tu voz
de una buena vez.
Hice bien
en meterte la cabeza
bajo la ducha,
en apretarte fuerte
para no odiarte.
Fue oportuno
atravesarte el paladar
con los dedos
para que no te muerdas la lengua
para que no te cortes
con tanto veneno.
Tu locura es una bomba nuclear, mujer.
Tu locura es el miedo.
Hiciste bien en piantarte
en borrarnos con tu Chernóbil
la memoria del cuerpo.
Tu locura es el miedo.
Tu locura es una bomba nuclear.