(Laul, kui ma Tartust läksin Riia poole oma vanemaid vaatama)
¡Me despido de ti, tierra querida!
Mis pies ya no pisan
Tus bosques de abedules
Donde se abren las flores
Y gorjean los pájaros
Bajo un dosel de ramas.
Siempre me sentaba
Junto a un plácido arroyo
Y pensaba en vosotros,
¡Padres míos de cabello canoso!
Tu cabeza de blancos cabellos
Siempre torna a mi mente
Cuando el sol luce allá arriba
O cuando el ojo del día desciende
Hasta los brazos de su creador,
¡Oh, querido padre mío!
¡Madrecita, hermano, hermana,
Hacia vosotros voy de camino!
¡Adiós, tierra querida!
Más bello brillará el sol para mí
junto a mis dulces progenitores.
(1819)
(Trad. Albert Lázaro-Tinaut)