temíamos la verdad
en los comienzos de lluvia
el labio roto
con la posibilidad de la piedra
lo que iba a nacer
a pesar de vos o de mí
no sabíamos entonces
del poder del agua
para borrar lo que no tiene cauce
ni explicación
fuimos la promesa de tierras fértiles
vegas y riberas
si ningún cuerpo
sobrevive dos veces
al diluvio del olvido
puede ser como el pez
en la boca del temporal
y volver, la única dificultad del deseo
una promesa de la noche
un hogar solitario para vos
como ese aguacero
y ese amparo
perdoné el nombre que le diste a la herida
un altar para venerar tu desborde
como un río.