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Uno podría decir que parece que el surrealismo tiene de todo— se suelta la melena despliega su capa y se desplaza a lo largo y ancho de las bibliotecas, historias literarias, academias y recibe las unciones máximas mundiales de la institución literaria, la historia cultural—y ya no tan solo en el Occidente

lo que pasa es que el indiscutible y diversamente cartografiado mapa del inconsciente permitió que se desplegara a la luz pública desde fines del siglo XIX y todo el XX esa entidad oculta pero determinante, esa suerte de Ctulhu de la mente humana individual y colectiva y quizás no solo de ella

se paseó y se pasea revestido ya sea del ropaje del pansexualismo, del poder o se hace manifiesto en el elenco arquetípico de actores que parece que dirigieran a la postre toda nuestra historia, nuestros avatares personales—que en tanto encarnaciones o concretizaciones suyas le dan a nuestros actos, nuestra existencia individual una mayor grandeza y trascendencia

qué país o nación o tribu que escribe sus historia o la transmite en forma oral, o se escudriña a sí mismo, no encontrará si se lo propone a estos mismos arquetipos que en este mismo momento están moldeando su mitología, la erección de sus efigies y murales, la trayectoria que inscriben en su memoria y mente colectiva sus líderes pasados presentes—y quién te dice futuros

los avatares de sus guerras, sus derrotas y esclavitudes, sus culminaciones imperiales si las hubiera

esas figuras apenas entrevistas esbozan sus actuaciones y semblanzas en cada caso personal a nivel macro agregativo de miles de millones de seres humanos

eso sin desmerecer esas otras dos esferas de la actividad, concepción y creatividad/destructividad humanas y que entran de la mano de Freud y Adler y que en la tarde salen a darse una vuelta festoneando a Jung por esas calles crepusculares

“Bueno, mi amigo, parece que se me está alejando un poco del tema. Por otro lado hay otras cosas y no se trata solo de esa pura mecánica que se trasparenta o brota del inconsciente, o la mente in toto. También tienen un gran papel respecto a este tema que nos preocupa el azar, la juxtaposición, el encuentro casual ese de la máquina de coser y el paraguas en una mesa de disección. Además que, mira, está toda esa disposición a abrirse a lo posible o probable, pero también lo ignoto, lo casual, cosa que cualquiera puede notar con un poquito de atención

No se limita a sumergirse en mares profundos, cazar monstruos ignotos en las lavas de los volcanes de la mente. Más fructífera que toda cosa programática o de manifiestos, que por otro lado no están nada de mal, es esa conjunción de elementos lejanos e improbables, todo eso es a la postre tan valioso como ese estado de fluidez, esa expectativa de la mutación súbita a que acostumbra al ojo el surrealismo”

justificamos la expresión del vate americano, más precisamente chileno, cuando llevado y quizás de alguna manera transformado por la tormenta surreal que cruza el océano y llega un poco distorsionada y quizás atenuada al otro continente

hace equivaler en un poema el asustar a un notario con un lirio cortado o matar a una monja con un golpe de oreja

tomémoslo como ejemplo de este movimiento que como vemos, obviamente abstrae o incluso elimina la distancia que separa y opone a las distintas categorías ónticas y axiológicas

ese es el privilegio del poeta—no de ahora, parece—no de todos, pero posible en el territorio alternativo de la poesía

que se agranda ensancha y profundiza desde el surrealismo y se puebla de todo tipo de creaturas anfibológicas mixtas

o de carácter y apariencia incierta

pájaros innominados que se despliegan sobre vastas ciudades

sirenas que cantan pero que no se dejan ver

astros de variadas formas y luminosidad diversa

que hacen madurar en extrañas habitaciones la fauna de la Carrington y literalizan en el lienzo daliano un chest of drawers.