(Callistus Lunatos)
.
Ayer, perros en sangre,
rodamos en tus pechos;
hoy, quejumbrosos aullamos al paso
de tu ojo espeluznante en el telón.
.
De tus exhumados restos
renacerán las muchedumbres,
desnudos seremos ríos de ternura,
y pulsarán tus sienes de belleza,
ya no de zozobra.
.
Postreros sobrevivientes,
amaremos por los ausentes,
y ningún fuego podrá ya consumirnos,
nunca más la bestia podrá pasar.