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Revista de Poesía y Arte ISSN 2735-7627, Año 5. Nº11, junio 2025

El poema perdido

Salí en busca del poema perdido
un poema que escribí a mi hijo
el día de su cumpleaños.
Me contaron que lo vieron
en un lote de papeles inservibles.
Que se lo llevó el camión de la basura.
Me levanté al alba
vestido con lo primero que encontré
y salí en su búsqueda.
Llegué a un lugar donde había
una montaña de diarios viejos
y revistas pasadas de moda.
Comencé a buscarlo
entre tantos y tantos papeles
que perdí toda esperanza.
Después de muchas horas
lo único que hallé fue
la triste estampita de un santo
y aunque no creo en santos ni en milagros
y por lo abatido que estaba
le supliqué al santito que me ayudara
a encontrar el poema desaparecido.
Encaramado en esa montaña de basura
reanudé mi búsqueda con denuedo
pero mi labor fue inútil.
Apareció el guardia del lugar
y me dijo que cuando me fuera
las cosas debería dejarlas
tal cual las había encontrado.
Regresé a mi casa cabizbajo
con la sensación de haber perdido
a mi propio hijo.
Llegué de noche, mi mujer y el niño dormían
ese plácido sueño tan incomprensible.
Me saqué la ropa que hedía a basura
y al dejar un zapato en el piso
la punta de una hoja blanca
apareció debajo de la cama
-¡Un milagro!- Exclamé
he recuperado mi poema.
Reí, canté y bailé de alegría
despertando a mi esposa e hijo
a los que leí el poema en cuestión.
Me miraron con extrañeza
pero guardando profundo respeto.
Mañana debo pagar la manda al santo
aunque no creo
ni en santos, ni en milagros,
debo saldar la deuda
comprometida.