I
La manoseada conoció el amor
de un hombre decente
que la amaba por lo que era
a pesar de lo que decía la gente.
Y ella sabiendo que este hombre era diferente
Se entregó a él en cuerpo y mente.
II
Los dedos de él…
recorrían cada centímetro de su piel.
Sus manos se paseaban raudamente
sobre sus curvas prominentes.
Y su boca se dirigía
sin asomo de desidia,
hacia la gruta prohibida.
III
Al mismo tiempo…
que el alba asomaba tímidamente
y la tiniebla nocturna
se deshacía sutilmente.
Ella se abría suavemente…
dejando que él bebiera de su fruto prohibido
con fervor creciente.
IV
Cuando ambos sexos se unieron
en la hermosa danza
de lo cóncavo y lo convexo…
La tierra a su alrededor de movía
bailando su danza de la vida,
Mientras los amantes saboreaban El placer y la agonía.