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Revista de Poesía y Arte ISSN 2735-7627, Otoño Año 3. Nº8, junio 2022

A la libertad

(Priiusele)

Lo que temprano pulsó ya en mi seno

    al despertar mi juvenil sentido,

lo que jovial exclamaba en mi sueño

    cuando dormía en nocturno sigilo,

y resonaba con su voz al alba

    y, despierto, prendía como fuego

para arreciar mi corazón y mi alma,

¿sería acaso una simple artimaña?

Lo que escuché de aquel tiempo pasado

 sobre la tierra y el pueblo estonios,

y que más tarde en el cielo estrellado

 me reveló la luz de lo creado;

lo que vi en las cadenas de esclavo

 y en los tormentos de siervo de la gleba,

ya lo intuyó mi corazón enardecido:

los felices días no se habían extinguido.

¡Oh, quieta noche, oh cítara amada,

 que conocéis mis secretos pesares!:

confiemos a esta hora sosegada

 la repetida queja de mis males:

que por mis ojos, oídos, por mis penas y dichas

 colmaron mi corazón de esperanza.

¡Oh libertad, oh libertad, a ti te he cantado

y a tu nombre mis pensamientos han ensalzado!

El sol desfallecido aún no se ha ocultado,

 cuando la libertad ya bate el yugo del siervo;

no le llegó aún el día feliz del pueblo estonio,

 cuando ya cae la niebla de la nube crepuscular;

¡Oh, libertad!, ¿nos visitaste acaso,

 para alejar la niebla de estos ojos?

¡Espera, y que tu vuelo de águila también libere

de sus yugos de espíritu al pueblo estonio!

(1865) (Trad. Albert Lázaro-Tinaut)