Trasluz

Hoy la imaginación

volvió a cobrarme

la velocidad

de su montura.

.

Vino, como siempre,

desde el sur,

atravesando ombligos

para detenerse

en la fértil insistencia

del ovario.

.

Nubló de asedio

el astillero del día

hasta desgajar

las sombras contenidas

de la uva,

pero esta vez

le respondí

con el árbol.

.

Quiso morder

el viento

sin escuchar

los bostezos

de la locura lenta

y cuando, febril,

me reprochó

la observable puntualidad

de mis piernas,

yo le recordé,

con ternura,

que la fiesta

abrazada aquí

por los colores

se debe todavía

a la disciplina

de la luna.