Cada vez que el hambre deviene saetas,
puede el animal arquear a un hombre.
Vestido de bosque, del río discípulo,
el joven flechero se introduce al árbol
calzando sus dedos en siglos de anillos
si la astilla ensaya, para desangrarse,
el modo de unir a animal y hombre.
.
Letrado preámbulo de compás a tiro:
Herida la fiera, hereda la cuerda
el taller de dardos, su tañer sombrío,
tendones veloces que arroja la fuga
con la empuñadura en el hambre pétrea…
… Y hace el animal mejor puntería
en la muda boca cuando arriba al hombre
que la terca mano acechando al bosque.
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Vestido de fiera, el joven flechero
introduce siglos calzando en el río
saetas y anillos, para desangrarse
y arrimarse al grito que astilla otra boca,
que ensaya en los dedos el modo de unir
la herida que hereda y la fuga pétrea
en la inmensidad de cada animal,
en la soledad del bosque y del hombre.