Qué clase de animal soy.
Bestia o sátiro
qué oscura energía me posee cuando bebo de tus venas
interrumpo el curso de la sangre
que se infla en tu cuello
como un iceberg
ese tiempo que es tan poco
cuando estoy dentro de ti
o tú encima mío
-hace mucho lo escribí-
Jamás te diste por enterada
cierras los ojos para hacer el amor
prefieres soñarme a tenerme
no le temes a quererme
tu miedo es quererte desde mí.
Mi sexo siempre alumbrado como un faro
en su glande se regodean los dedos de tus manos como cipreses.
Reíamos y nos parecía normal salir por la calle tan rígidos
como si nadie pudiese vernos.
Porque los enamorados construyen su burbuja para alejarse
de un mundo demasiado humilde que no le sirve a tanto amor,
el mundo está podrido de egoísmo y derrotas,
nosotros ganamos el duelo
con nuestras desnudeces entregadas al deseo,
el mundo no desea nada
nosotros todo
dentro de cuatro paredes
construimos ese santo reino
de oídos sordos si allá afuera mueren civiles en la guerra
se aproxima un tsunami
seremos víctima en los próximos segundos por el calentamiento global
o si un bufón es el presidente de Transilvania
no podrías escucharlo
tus oídos eyaculaban con mis palabras
tus piernas se abrían al desfiladero de sus fantasías
y las mías siempre dispuestas a perder la mujer para que ganases la puta.
-Los hombres como tú están condenados a amar a una prostituta-
Me decías luego de vestir tu desnudez con mis camisas
como si fueses otra y no tú la misma que se tenía y me tenía
a través de esos lúbricos puentes que desandan tus pies
con la punta deforme del dedo gordo como las modelos de Schiele.
¡Eras tan húmeda que nunca pudiste andar sobre lo seco!
No hay terraplenes ni trillos baldíos que soportasen la sacudida de tus orgasmos.
Cómo podías encogerte entre mis brazos
y lucir tan pequeña como un feto,
si yo no soy más que un animal fiero
un engendro de la oscuridad
que se maldice mientras respira de ti
come de ti
sonríe de ti
llora de ti.
Cómo tenerte puede llevarnos a la luz y luego dejar caer con tal desdén nuestros cuerpos mudos
en la hoguera fría y pérjura haciéndote el amor todas las mañanas
y todas las noches de todas las lunas y soles
de todos los siglos antes que se inventase el tiempo, el edén, los cielos y el infierno,
quedaría entonces el vestigio de la soledad en la que me piensas
cuando el hombre no es suficiente
y tu vida no es tu vida
qué clase de energía nos habita
que podemos resumirnos
al deseo de este animal que soy
bestia o sátiro
Qué oscura energía me posee,
y
nos posee.