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Revista de Poesía y Arte ISSN 2735-7627, Año 5. Nº11, junio 2025

Ángeles que van sin ir

Yo fui por otros ángeles
a sacrificar tu espíritu,
corté sus alas
para esperarte sin reparo
entre los leones y el mármol
vagué por las callejas junto al muelle
la incertidumbre descosía mi corazón
pendido de su amnesia
vi aquel niño bañarse en el mar
y lloré como un bastardo
desde el muro el fuego ampolló mi frente
demasiada luz para este hijo de la niebla
por fin el mar erizaría sus crestas de plata
con las pinceladas de la lluvia
no pude abrazar el destino
por mucho que lo anhelase
no es posible definir con palabras tantos siglos de ausencia
de espera
que me posee, finge y no.
Cómo discernir en tus ojos ese brillo avellanado
Si desconozco lo que siento
Porque sentir
es una condición milenaria, tan pasada de moda
para esta era de celulares y oídos sordos.
Ignoro qué fuerza mayor me atrajo a ti
qué vaciedad tan honda me hostiga.
Cómo vislumbrar la ruptura con esos ángeles
que llenaron de clamores y egos rotos
la desnuda sombra del hereje.
Hoy corro sin espejos por cada callejuela
que por fin tienen un rostro, un nombre, una forma
Similar a esos otros ángeles por los que yo fui a sacrificar tu espíritu
en ese rastro de amor maltrecho
que bajo sus alas guarece
cual si todos lo viesen
con los mismos ojos de otro tiempo,
o de este
a la tierra atados como una cicatriz.