Hoy le robé los colores
al rumor del amanecer.
En mis contornos soy
quimérico ramo
de lavanda en capullo.
La sonrisa que traigo,
sin orgullo,
cuenta de mí tanto,
es por eso que ahora canto,
moviendo un sonoro abanico
enredada en el pico
de las auroras más bellas,
con sueños que traen estrellas.