En el ritmo de los momentos,
pasado y futuro se mecen suavemente,
un flujo rítmico,
una danza del conjunto del tiempo.
Ecos del ayer cabalgan
en la brisa susurrante,
recuerdos bañados en matices,
una provocación nostálgica.
Cada paso deja una huella
en las arenas de días ya idos,
una galería de ayeres
bajo el vasto cielo.
Aún el futuro,
un lienzo intocado y amplio,
un reino de quizás,
donde los destinos residen.
Dentro de los corredores de la memoria,
vagamos y deambulamos,
susurros de lo que fue,
un hogar querido del corazón.
Pero avanzamos,
al compás de lo desconocido,
un viaje desplegándose,
semillas del destino ya sembradas.
El reloj que tic-taquea,
la rima incesante del latido,
un ritmo que resuena
a través de los corredores del tiempo.
Formas del pasado,
una linterna en sombras severas,
guiando nuestros pasos
a través de una chispa cósmica.
Futuros aún no formados,
como constelaciones lejanas,
pintando el cielo nocturno,
una memoria celestial.
En esta danza rítmica
donde comienzos y finales,
se funden en un vals,
cada latido envía.
Los cristales de tiempo destellan
en el suave fluir del río,
una danza de partículas,
una corriente cuántica.
Rechazando la naturaleza discreta,
el tiempo se niega a quedarse quieto,
un río en flujo constante,
tejiendo su emoción eterna.
Formas del pasado y futuro,
un juego enigmático,
sin embargo, el presente permanece,
la única realidad, dicen.
Pasado y futuro,
ilusiones compartidas, parece,
en el abrazo del presente,
donde la realidad resplandece.
THE REALITY OF TIME
In the rhythm of moments,
past and future gently sway,
a rhythmic flow,
a dance of time’s array.
Echoes of yesterday ride
the whispering breeze,
memories bathed in hues,
a nostalgic tease.
Each step leaves a mark
on the sands of days gone by,
a gallery of yesterdays
beneath the vast sky.
Yet the future,
a canvas untouched and wide,
a realm of maybe,
where destinies abide.
Within the corridors of memory,
we drift and roam,
whispers of what was,
a heart’s cherished home.
But forward we march,
to the beat of the unknown,
a journey unfolding,
seeds of fate already sown.
The ticking clock,
the heartbeat’s ceaseless rhyme,
a rhythm echoing
through the corridors of time.
Ways of the past,
a lantern in shadows stark,
guiding our steps
through a cosmic spark.
Futures yet unformed,
like constellations afar,
painting the night sky,
a celestial memoir.
In this rhythmic dance
where beginnings and ends,
merge into a waltz,
every heartbeat sends.
Time crystals shimmer
in the river’s gentle flow,
a dance of particles,
a quantum undertow.
Rejecting the discrete nature,
time refuses to stand still,
a river in constant flow,
weaving its eternal thrill.
Ways of the past and future,
an enigmatic play,
yet, the present is still,
the only reality, they say.
Past and future,
shared illusions, it seems,
in the present’s embrace,
where reality gleams.