Es mi deber

Se ha dicho tanto sobre mí 

confidente de humanos 

durante toda su existencia

Guardo en mi blanda estructura 

el recuerdo de un llanto de bebé 

el olor ácido del líquido materno 

el aroma y las caricias 

de una noche de amor

Extenuada de soportar sus confidencias llantos y reconciliaciones 

noches de silencio 

días de algarabía 

risas estridentes y brincos de niños sobre mis lomos viejos

Ahora este quejoso murmullo de parientes 

que entran y salen del dormitorio 

las oraciones 

y la patética confesión del moribundo

Paso inadvertida 

salvo un discreto 

suspiro

cuando hunden 

sus indolentes traseros en mi cuerpo

Entonces escucho las mentiras y argucias que traman para sacar provecho de la vida

El fracaso que jamás pudieron resolver entre mis sábanas

Y los vuelvo a arropar 

con sus propios sueños 

guardar sus secretos y adormecer sus conciencias 

como lo debe hacer 

toda buena cama

De “Otras Voces / Cuando hablan las cosas”, (Editorial Alba, 2018)