No es cosa fácil ser ángel de yeso
(y no lo digo por los iconoclastas)
sino por exageradas expectativas
que una multitud de mujeres
deposita en mí
No hablo de los niños
ellos esperan que abra mis ojos de falso serafín
Tampoco de las viejas
sus cirios y varas de incienso
aire enrarecido de supersticiones
Envidio las figuras que imitan los sucesos de Belén
Les basta ser exhibidas una vez al año
y el resto platicar por meses dentro de sus cajas
envueltas en papel de diario
sobre la paja del desván
¿Cuántas historias narrarán
en las noches de invierno?
El asunto es que somos sólo imitación
Unos santos y reyes
o el viejo de navidad
Yo un ángel
hasta que el descuido de un balón
me derribe y termine en el suelo
hecho añicos
En verdad mi esencia es ser yeso
La forma no tiene gran importancia
Lo que destaco es esta blancura de procedencia andina
esta áspera alma opuesta a la suavidad de mi piel
capaz de trazar sugestivas caligrafías y dibujos de protesta en los muros de la vida y en las pizarras de la escuela (que en verdad son lo mismo)
Insisto
No es fácil ser un ángel de yeso
Supongo que la figura de un animal salvaje
tiene más prestigio que un cenicero de bar
Pero entre nosotros
los objetos de yeso
carece de importancia la forma
Es más valioso el albor de nuestro origen en la madre cantera