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Revista de Poesía y Arte ISSN 2735-7627, Invierno, Año 4. Nº10, julio 2023

Es mejor manejar estrellas fugaces que recuerdos


Un cúmulo de olvidos reuní desde que llegué a este lugar. Sólo tengo memoria para las zambullidas, el sonido de los ríos y la fuerza del mar. Las manecillas circulan el comienzo de un nuevo año. Nadie lo pregunta pero mi respuesta será siempre, es mejor manejar estrellas fugaces que recuerdos.

Prefiero la maniobra salvaje de recorrer la noche y lidiar con amaneceres que rendirme al mediodía.

Hincarme y agradecer doblemente por estar viva, amistar al miedo y caminar a tientas en la oscuridad.

Decir que valoro la vida que se conservó ante tantas estadísticas negativas y con la ausencia de advertencias que contenía imágenes perturbadoras…

Tengo que reconocer que me falta escuela para comprender la sutileza. Y el pago por aprender ha sido alto. Las balanzas en contra y la rudeza fueron el pan de cada día, más una mano leve las pulveriza: la mía, y la otra, quiere entrelazar la tuya.

Mi llegada no fue la hora equivocada, fue la medida y la forma de no tomar el tiempo como rasa. No sucumbir a las condenas y armar guerrilla contra las maldiciones.

Experta en tomar una ducha fría, acompañar al sol con una cantata de mala voz y salir radiante, cuestionarme y pensar que no bastó con escribir, sino obtener una maestría en segundas, terceras o ene oportunidades. Me sigue obsesionando el extremo y busco el equilibrio de los opuestos. He tirado tantas cosas para que las consuman las llamas, que me hastié de observar al viento barrerlas sin quedar vestigio, y aún así deseo devorar el mundo.

Es tiempo de seguir aprendiendo y que las velas se colmen con vientos favorables.