Entras en el sueño de George Bataille frente al mar
en una casa con sus ruidos
buscas en su espalda el ábaco
las ciudades que imaginas
y aún esperas los senos color sepia
semejantes a las ilustraciones de Nadja de Bretón
y realmente es ella luna y despertar
quien voltea las cuencas
no me mires pero dame almendras
yo ya he vuelto.