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Revista de Poesía y Arte ISSN 2735-7627, Invierno, Año 4. Nº10, julio 2023

modo, modo

Parece que la poesía moderna
es muy pero muy diferente de otras
formas de poesía, tal por ejemplo,
la poesía poética de tantos
artesanos aristotélicos, los que
de poesía moderna nada saben.

Claro que no entendemos qué significa
la palabra moderna, este vocablo
dicen que es puro latín, la frase modo,
modo, nos lleva al ahora, al ahorita,
y ahí nos quedamos, me quedo en babia.

¿Cuándo será ese cuándo? Tal vez un día
o la noche, la luz o las tinieblas,
señales huecas del humo y la ceniza
que nos dejan sin voz ni cuerpo ni aire.

No como otras formas de pensar o hablar,
la poesía moderna no consiente
que pasen las palabras como relámpagos.

Las captura y las concentra en su jardín
y ahí les quita su concha de caracol.

No hacen esto los poetas no modernos.

No rompen la cáscara de las palabras
Ni buscan en sus residuos el vacío.

Asegúrense de los sólidos usos
y formulan el modo y el dedo puro
de la presencia y la muerte de las cosas.

Pero los poetas modernos descubren
en el caer de las hojas del otoño
las perdidas palabras despalabradas
que ya no dicen Treblinka ni Lonkén.

Cenizas en el aire, siglo final,
oro del moro o de las Indias, el golpe
te pilla en Chuchunco, te mata en Carrascal,
y ahí te entrega a las aguas de la suerte.
¡Buena! te cantan los loros de la esquina.

Muchas son las palabras que los poetas
modernos despedazan. La palabra labra,
la palabra palabra, las palabrarmas
de Cecilia Vicuña, las armas blancas
volanderas en parábola, que dieron
en el cuerpo incorrupto de Pinochet.

Los poetas modernos tal vez no usan
ni microscopio ni celular ni nada
para sentir el latido del desierto,
maúllan perros y ladran gatos, como
si la palabra como diera comida
a todos los necesitados de la tierra.
Una palabra se abre igual que una breva.

De Dicha Non Desdicha, Ediciones GrilloM, 2009, Santiago de Chile