Repentinamente tengo ganas de que caiga una tormenta
llevo días
semanas
en una sorda nostalgia seca.
Mi pecho se ha llenado de gritos comidos.
Mi garganta
de ecos silenciosos que pesan.
Hay un tic en mi ojo
como una silaba que se repite.
Una idea estéril que va muriendo.
Un reflejo conocido que muta.
La fragilidad me hace fuerte.
Cae la tormenta por horas
y horas
limpiando el lodo,
el simulacro.