Estás tan lejos de mí,
como a cinco palmas de mi mano.
Hace frío, frío.
Los huesos tiritan y se van rompiendo.
El tejado de la casa de enfrente,
está lleno de nieve.
En mi cabeza, caen copos blancos,
abstractos, no de nieve.
Copos de algodón o recuerdos.
Recuerdos de la tierna infancia,
en la que cantaba una nana mi abuela,
para que no llorara,
y no lloraba.
Los copos caen en mis cabellos
y van recorriendo el rizo
hasta llegar a mi oído.
Oigo la voz de mi abuela y no lloro.
Hace frío, mucho frío,
pero no lloro,
sólo caen copos de algodón.