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Revista de Poesía y Arte ISSN 2735-7627, Invierno, Año 5. Nº11, mayo 2025

IV

¿Qué tierra puede tener una niña?
¿La torta de lodo con que alimenta sus muñecas?
¿El sitio donde dibuja su rayuela y salta asombrada de su propio equilibrio?
¿El rincón de juegos?
¿Lo que ve cuando sube y baja?
¿El sitio donde aterriza cuando el resbalín la empuja?
¿Tierra para plantar una flor o enterrar su primera mascota?

¿Qué tierra quieres arrebatarle, oh Israel?
acaparador
conductor de camiones en rápidos caminos
¡Dinero! gritan los estafadores sionistas
poder y dinero, tierra, ah tierra
¡Quitadles a las niñas sus muñecas!
¡Dejadlas sin su torta de barro!
¡No permitáis que su mascota duerma bajo esa tierra que es mía!
Mía, como la muerte que sale de mis manos.
Mía, como el tiempo de inanición con que flagelo.
Mía, como la reputación con que mancho el holocausto.
Mía, solo mía, en esta avaricia final.
Tacaño de felicidad y respeto
abundante en odio, creador de monstruos.

Tienes miedo sionista vociferante
que tras esos rostros pequeños y enlutados
crezca el monstruo que te devore de noche
para sumirte en la oscuridad de la que ningún rezo te librará.

Tú, el destructor del Dios que dices que amas.