El silencio es un niño
Los ojos parpadean asustados
Llamo a los dioses del viento
El agua entrará a tus casas y se llevará todo
Y el viento dirá un triste aullido
Cuando los días esparzan tus pobrezas en la rutina
Y tú nunca aparecerás en la niebla del espejo
Pero las horas avanzan y encandilan los nombres
El pequeño busca los granos de arena
Y se derriten los minutos en la penumbra
Hasta que alguien llega a saludar
Entonces todos bogamos hacia la luz
Las noches contienen sus peces en la ofrenda
Es un signo pesado, esta hora atravesada por la muerte.