Confesión de un granuja

Por influencia del medio

He aprendido a ser un granuja

Un menesteroso

Un terrible hijo de puta de filuda cortaplumas

Un hombre que ve la puesta de sol y miente

Un chango alcoholizado aún recolector

Un orillero en la cartografía primera hispana

Cuando Drake, Morgan y Darwin paseaban por la bahía

En blancos veleros sobre el quieto vaivén de las olas

Echando anclas frente a esta tierra prometida

Polvorienta y llena de pulgas

Sin amor ni vides

Con la exactitud que otorga el paisaje sobrecogedor

Que es la alta y solitaria cordillera de Los Andes

Con los ojos siempre puestos sobre la blanca espuma oceánica

Donde atracaron embarcaciones de banderas inglesas y españolas

En medio de un cerebro inmensamente tramposo y hemisférico

En la metafísica de mi mal llamado corazón

Lo que no es menos duro que las rocas del Caúcaso

Donde Prometeo encadenado lloró la mariconada de los dioses

Y, por sobre todo, la eterna ingratitud de los hombres.

Inédito