En el lento vuelo de la avutarda Rolando Cárdenas murió
Todas estas plumas las robé
Nada de manantiales; sólo aguas estancadas
De canoa a canoa una señal de estrellas en el corazón
Delgada la voz como un hilo
Que cruza y cierra los ojos
El horizonte es un madero
Los vasos están trizados y el viento sopla sobre los rostros
Volveremos a los pastizales
Una ráfaga atraviesa el cielo
Como en el espejo las golondrinas
Ya nadie cantará “Corazón de escarcha”
Sus amigos también murieron y sólo queda el aire
Meridional.
De la Antología “Horizonte Vertical”,
Ediciones “Moneda”, Santiago de Chile, 2018