Cuando la luz
del mundo
ya no emerge del
ideal inexistente
ni aflora del Dios que nunca
dejó verse
ni asoma desde
la meta inasible
ni titila desde el amor que no
era amor,
entonces alégrate
porque estás
llegando a casa.
Bienvenido
a este universo en donde
vas bien
encaminado cuando
una frase te acaricia,
una mirada
te enternece
un ademán
te invita a que te acerques
a compartir uno que otro
silabario,
un par de enredaderas
unos cuantos bostezos
sin apuro
y risas que celebran lo que
hay que celebrar:
estar juntos
un momento.
(nov 2016)