Reminiscencia notable

Entré a ese lugar que no era mi casa…

lo primero que vi fue un árbol derribado.    

Se quejaba todavía

pero pronto dejó de quejarse.

Al minuto siguiente, una mujer

dictaminó

               con no mucha coquetería

pero de algún modo

                                dirigiéndose a mí:

                         “serás padre de hijos míos”.

En ese entonces, los periódicos

caminaban por una sola vereda.

Después todo cambió

y busqué mi hogar.    Pregunté

a mucha gente: nadie supo responder.

Vi un letrero en medio de la aurora.

Podía leerse:

                    “se aceptan imprevistos”.

Me pagaron bien

y me entretuve algunos años,

me gustaba cantar

                       dolores casi divertidos

y de vez en cuando fumaba.

Un día apareció un ángel

justo a mi lado

   y recuerdo que le pregunté algo

a lo que él respondió:

“no lo sé, pero te aseguro

que eso no es lo más importante”.

Dicho esto, su imagen se disolvió.