Viajas hacia mí convertida en un halcón
que cuando quiere se vuelve golondrina;
vuelas día y noche, te detienes a descansar
y duermes muy cerca de unas rosas.
Despiertas y sigues el viaje, el viento
se alegra con tu roce y cuando ya estás
por llegar,
mi corazón te reconoce.
Y para que yo no te descubra,
te disfrazas de arbusto desabrido;
luego te hundes en la tierra
y sales, convertida en manzanilla.
Crees que estás inadvertida,
crees que tu juego fue un acierto
pero cuanto hagas lo que hagas,
no puedes evitar tu luz danzando
y emites un rubor de tal manera
que mi corazón te reconoce.
Entras sin avisar,
te envuelves en mi sentimiento,
respiras segura de ti misma
y yo te amo.
Entro adonde estás, te acompaño
y nos miramos mucho;
volamos
hacia el día en que nacimos
y aprendo una vez más quién eres tú, porque mi corazón te reconoce.