de todos los milagros
el más cotidiano fuiste tú
me gustó saberte
siempre al alcance de mis dedos
por las tardes tus ojos se abrían anchos y le dabas vueltas y vueltas a tu
corazón
una de esas tardes
te vi te supe frágil
y mientras tú llorabas con todas tus sonrisas
yo
me senté a reír desconsoladamente