Quiero escribirle a un mago y preguntarle:
¿A cuántos cabellos la locura?
¿A cuántas páginas la muerte?
Y la vida es.
A pesar de mis tonterías, a pesar de lo imbécil que soy,
a pesar de mi ignorancia
La vida es.
Cómo detenerme en la palabra exacta
si la exactitud tiene días de no manifestarse.
A mis poemas los llamo engendros porque son hueso de mi hueso,
respiración de mi respiración…
Y ya me sacaron los ojos.