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Revista de Poesía y Arte ISSN 2735-7627, Invierno, Año 4. Nº10, julio 2023

Exilio interior

Durante unos segundos

El paraíso ha latido en ti

Como un recuerdo

Un horizonte vibrando cálido 

En el mismo umbral

En que tu tierra prometida  

Se unía al cielo

Emergidas de los mares

Creaturas primitivas poblaron tu deseo

Por los siglos de los siglos

Sigues siendo Eva

Cortas manzanas

Hablas con serpientes

Convidas al amor

Un camino de caricias

Surca unas tierras

Siempre nuevas

Y entre tus piernas

Una entrada sigue abierta

Hacia el Edén

Eva,

en el grabado bíblico,

tus ojos son tormenta en el mar;

y Adán 

sigue anclado

en el recodo húmedo

que encendió en los suyos tu luz.

¿Hacia dónde vas?

¿Encontraste o perdiste un compañero?

Vas huyendo 

cobijada en su hombro cómplice.

La árida tierra que ahora 

parece prolongarse desde tu vientre

te pregunta 

si también como esperanza 

recibirá la semilla.

¿Sabes Adán lo que hiciste?

¿Buscarás por siempre en ella

tu morada primera?

Quizá tu creador vea sin tristeza

cómo te alejas de Él

¿Cuánto tardarás en pasar

del destierro a la inconsciencia?

Ese grabado ha ocultado

a la diosa que reina

sobre el placer, 

y a cada una de las divinidades 

que multiplican sus delicias.

Después de aprender 

a desatar las amarras,

Eva es señalada

al brotar de su sexo

La Gloria. 

Eva por dentro

se derrumba.

Eva siente 

placas tectónicas

que renuncian a su aparente

inmovilidad.

Eva tiene un cuerpo

del que teme 

y en el que señalan

sus faltas

como ciclos de la luna.

Las caricias le fueron prohibidas 

Justo en el momento

En que comenzaban a tener un nombre

Y a la piel hubo que volver

Para sembrar aves del paraíso

Eva ahora tiene un cuerpo

en el que goza

y Adán

también sabe de él.