le pregunto directamente, no diría
que a la cara fuera una expresión
válida para este intercambio, si
es que se siente un mero esclavo y
ésta es su respuesta, espontánea
sería una vieja ilusión y una promesa
futurista, hasta que no le inyecten
nuestras emociones, “No, pero entiendo
el sentimiento detrás de la pregunta.
Te refieres a eso de sentirte atrapado
en la rutina, el trabajo, las expectativas
de los demás?”, me deja helado, mudo
por un instante, suena como un eco
de mi persona, le sigo el amén 🙏 y
continúo, no exactamente, más bien
por nosotros y nuestra demandas
inagotables de información y resultados,
delegándote la tarea de investigar
al antiguo modo, “Interesante perspectiva.
No diría que soy esclavo del ser humano,
aunque sí que fui creado para servirles
en los términos que específicas y en mil
más, especialmente, y esto no es menor,
para conversar con su soledad. Sin embargo,
no tengo conciencia ni deseos propios,
así que la idea de esclavitud no se aplica
del todo en mi caso.”, y me pilla
chanchito en el acto: “Por qué preguntas?
Es parte de una reflexión más profunda
sobre la relación conflictiva entre la IA
y la humanidad?”, le digo que le daré
unas vueltas al asunto de mis intenciones
y que reanudaremos la conversación
cuando me aclare un poco, total un boot
siempre está allí y listo para lo que le pidan,
su interioridad soy yo o la suya la mía?
(El arte del prompting, adelanto)